2.2.09

Fiesta de la Presentación del Señor.

2 de febrero 2009
Comienza en España el año de oración por la vida


“Y, cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo acompañaba” (Lucas 2,21-40)
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José y María llevan a Jesús al Templo de Jerusalén para presentarlo al Señor. El anciano Simeón y la profetisa Ana, guiados por el Espíritu Santo, hablan del niño Jesús, profetizando sobre él y sobre su madre.

Nacemos a la vida en medio de una familia, crecemos en la vida acompañados por una familia, y dejamos esta vida rodeados de una familia. En la Iglesia formamos la gran familia de Dios (Ef 2,19), y en esta familia peregrinamos al encuentro de Cristo resucitado, el cual nos resucitará para la vida eterna.

Porque la vida es un don de Dios estamos llamados a respetarla desde el momento de la concepción hasta la muerte.

Oremos en este día por todas las madres embarazadas para que le agradezcan a Dios el fruto de sus entrañas, especialmente por aquellas que se sienten angustiadas, solas, con dificultades económicas, marginadas, presionadas, violentadas en su cuerpo y en su conciencia, para que encuentren la ayuda oportuna y la palabra sincera que les haga huir de toda tentación de ver en la criatura que crece dentro de ellas una amenaza.

Oremos también por los enfermos y ancianos que se encuentran solos, para que en medio de su sufrimiento tengan la fortaleza y la compañía necesaria para no caer en la tentación de la desesperación.

Oremos por nuestros gobernantes para que se den cuenta de que una sociedad que no respeta la vida y cuida la familia será una sociedad peor. Pidamos para que sepan velar por los bienes mínimos que una sociedad necesita.

Hoy más que nunca estamos llamados a evangelizar, a dar testimonio del Evangelio de la vida y del Evangelio de la familia. San Agustín decía: “Dios no manda cosas imposibles; sino que, al mandar, te enseña a que hagas cuanto puedas y a que pidas lo que no puedas”.

Oremos en familia, con nuestros hijos, presentémoslos al Señor como hicieron José y María con Jesús. Que sea una oración de agradecimiento por cada una de nuestras vidas y de intercesión por todas las personas que están pasando dificultades.
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P. Cristóbal Sevilla

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