21.12.08

Nos visitará el sol que nace de lo alto



En estos días me he cruzado con amigos, compañeros de trabajo, vecinos y familiares y -en fin- distintas personas con las que me encuentro casi todos los días:
- ¡Feliz Navidad! (les digo)
- ¡Felices Fiestas! (me contestan)
- ¡Feliz Navidad!
- ¡Felices Fiestas!
Otros, con las prisas, te miran y, como el chiste, parece que dicen:
- Pues... ¡anda que tú!

Camino por las calles y veo iluminaciones fabulosas -este año menos- y en algunos comercios más luces para atraer a los indecisos. ¡Qué gran fuente de luz! ¡Pasen, pasen y vean: todo a mitad de precio, todo para celebrar las fiestas!
Todo es una gran fiesta, algarabía, ropa para fin de año, turrones y panderetas, cenas de empresa, cenas de colegas, comidas para celebrar… ¡Buf, qué cansado todo!.

Llego a mi casa un poco aturdido por tal fuente de luz y comercios abiertos y de reclamos para comprar... que me siento y me duermo pensando:

¿Dónde está la Navidad? ¿Por qué la hemos perdido incluso de nuestro vocabulario? Porque tanta luz que solamente ilumina la oscuridad, pero no disipa las tinieblas.

De pronto, me despierto y una idea viene a mi mente... Seré como el ángel de Belén y diré a todos:
- Os ha nacido un Salvador. Venid a Belén, está entre pañales, es el Señor. Venid, dejad todo, ya ha nacido el Rey de Reyes, dejad vuestras compras. Venid, que ya nació. ¡Feliz Navidad! Venid a ver la luz que disipa las tinieblas. Abrid vuestros oídos, llega el Señor.

Lo gritaré por las calles, y si me llaman loco me da igual. No estéis preocupados, ha nacido…

Mientras alzo mi voz noto que me tocan el hombro y escucho:
- Gabriel, despierta, que ya es la hora, que nos están esperando. Gabriel, despierta, que ya está aquí. Gabriel, ¡vamos!

Me levanto y, un poco aturdido por el sueño, sonrío y salgo a la calle para anunciaros:

¡Feliz Navidad!
¡Gloria a Dios en las alturas,
pues nos visita el Sol que nace de lo alto!

No hay comentarios: