1.6.09

“QUÉDATE CON NOSOTROS, PORQUE ATARDECE Y EL DÍA VA DE CAÍDA”




Crónica del Encuentro de Primavera’09 de Familias Invencibles

Con un gozo desmedido y con una acogida exquisita se ha celebrado y festejado un nuevo Encuentro de “Primavera” de la Fraternidad de FFII. Las Familias Invencibles de Extremadura, con el cobijo de la Renovación Carismática Católica, han celebrado el 2º Encuentro de Familias. El título elegido para este Encuentro ha sido “Familia, ponte en marcha”.

Y, enmarcado en este lema, nos viene la primera lectura que oímos en la Eucaristía del viernes: Lucas 24, 13-35, Camino de Emaús. Haciendo una relectura del texto estos caminantes bien podría ser un matrimonio y, en este sentido, fue la homilía del Sacerdote, Víctor, y los gestos y charlas que nos dieron la Comunidade Caná: la familia que forma una casa como lugar dinámico y que invita a caminar, a no estancarse en sus (nuestras) comodidades, la familia que “vuelve a Jerusalén” para comunicar que han encontrado a Jesús Resucitado. La familia peregrina y evangelizadora.

Con la lectura de este texto y en el lugar donde resonaba, Mérida, no pude dejar de acordarme de “Amigos de Emaús”, ese grupo “itinerante” de Renovación Carismática, formado por matrimonios jóvenes, en su mayoría de Extremadura, y que nos reuníamos periódicamente para vivir la experiencia de fe en Comunidad. Ver que gran parte de ellos participan de la Fraternidad de Familias Invencibles es un auténtico gozo. Pienso que el Señor ya nos estaba, entonces, preparando para este y otros Encuentros. En estas convivencias de “Amigos de Emaús” se estaba germinando las pequeñas iglesias domésticas que con tanto ahínco proclamamos en Familias Invencibles. Y de alguna manera, fruto de ello, es este 2º Encuentro de Familias en Extremadura.

La acogida y la primera reunión se celebró el viernes, en la Parroquia del Perpetuo Socorro de la Comunidad Redentorista de Mérida, celebrando una Misa junto con los feligreses de la Parroquia. Terminamos el día, después de la Mesa de la Eucaristía, con una cena compartida, el ágape fraterno expresado en la Palabra, que fue muy lindo, como diría Quique, un buen “fichaje” colombiano que, con mucha marcha, nos animaba sobremanera.

El sábado comenzamos de nuevo con acogida, en el Colegio Salesiano María Auxiliadora, para después continuar con Laudes preparándonos para recibir la primera enseñanza: Familia, el lugar de las relaciones. La pareja, el matrimonio, es el principio de la familia y, esta familia, si quiere seguir el plan de Dios, si quiere ser una familia cristiana, una iglesia doméstica, se tiene que sustentar en cuatro pilares: el matrimonio como la unión voluntaria, amante, libre y anhelada de un hombre y una mujer para formar la casa; la diferencia sexual y sus relaciones –hombre y mujer los creó–; la acogida de la vida como don, la paternidad y maternidad, desde el momento de la concepción y, como último pilar, la pertenencia a un cuerpo mayor, a la Iglesia, a las Fraternidades, a los grupos y comunidades.

Después de otro momento de oración llegó el tiempo de la comida y el tiempo de la animación y del juego familiar. Y, de nuevo, Quique, imparable y el Juego de la Eucaristía, con Javier, que avivó la tarde. Luego otra enseñanza: Comunicación y diálogo. Fue una invitación a reflexionar sobre nuestra forma de comunicarnos, sabiendo que nuestras palabras pueden ser paredes o ventanas. Esta comunicación no violenta se fundamenta en cuatro componentes: Observación, sentimiento, necesidades y petición. El objetivo de la comunicación no consiste en cambiar al otro ni en modificar su conducta, sino en establecer relaciones basadas en la sinceridad y la empatía que permitirán satisfacer las necesidades de todos.

Fuimos terminando la tarde con una Eucaristía en el mismo Colegio, celebrada por el Padre Casto, muy querido por el Grupo de Mérida. Luego la merecida cena y un paseíto nocturno por Mérida (no parecía que estuviéramos muy cansados por la buena convocatoria que tuvo).

En la mañana del domingo de nuevo fuimos congregados en torno a las Laudes para celebrar un nuevo día del tiempo Pascual. El buen ambiente y la última enseñanza del Encuentro: El Combate de la Oración –necesitamos orar–, fue animando el día. En esta enseñanza vimos las trabas que justificamos a la hora de rezar en familia, los conceptos erróneos, los enfrentamientos, las tristezas y fracasos, el cansancio, el miedo y el desorden. Pero para combatir estos aspectos negativos aflora la Gracia de Dios, convertirnos en sus instrumentos, participar de su intimidad, vivir el perdón y revestirnos de la fortaleza de Cristo.

Después de esta Enseñanza llegó el momento de los testimonios: El espíritu de Cristo en el corazón de cada hermano o hermana de la Fraternidad y como este Aliento de Gracia va transformando su vida y la orienta hacia el corazón del Padre, dejando a un lado las incertidumbres, los miedos y las ansiedades para que, en su lugar, florezca la fe.

Luego la comida y las despedidas, siempre algo triste pero con el corazón henchido de haber gozado de la presencia de Dios a través de todos los participantes y deseando que llegue el próximo Encuentro de la Fraternidad. En Mérida, como en todas partes y en todos los grupos, Dios siempre nos sorprende con sus revelaciones y pasión por el hombre. Sí, realmente es una gozada haber pertenecido a “Amigos de Emaús” y pertenecer, ahora, a Familias Invencibles.


"Vosotros sois familia escogida, sacerdocio real, nación santa, pueblo adquirido en posesión para anunciar las grandezas del que os llamó de las tinieblas a su luz admirable”.

¡Gracias Señor, por tu amor y ternura! ¡Aleluya!

Familia Sigler Alcántara (Cádiz)

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